Obel Nurma
Durante los tiempos exmodernos, la idea de cómo se planificaba y se realizaba o más bien como se justificaba la realización de un golpe de estado estaba claramente enmarcada: descontento popular severo, acciones de calle, protestas “masivas” de calle, forzamiento de intervención de fuerzas policiales y militares para reprimir a los manifestantes, muertos, intervención de los generales de las Fuerzas Armadas, y listo, golpe de estado justificadamente ejecutado. Hoy en día muchos consideran que este “ABC” sigue vigente y pronostican que una vez que la mecha es encendida con la primera fase que es el enorme y masivo descontento popular, ya la tarea está hecha y el desenlace es el golpe militar, lastimosamente para este tema también se sigue manejando la ilógica de aplicar arqueoestrategias anteriormente fructuosas, contra neoestrategias.
Desde aquí creemos que en estos tiempos que corren dicho abece ya fue desclasificado por los neoregímenes y estos se encuentran bien preparados para enfrentar estas estrategias y salir airosos (léase mantenerse en el poder), veamos por qué: